¡¡Holaaa familias!! ☺️ Hoy vamos a adentrar nos un poco más sobre el cerebro.
¡VAMOS A ELLO!
Todos hemos escuchado hablar sobre la importancia del cerebro, pero hoy nos centraremos en dos elementos clave del cerebro: la corteza prefrontal y el sistema glinfático. Comprender su funcionamiento nos ayuda a entender cómo se relacionan con nuestros estados de ánimo, con el aprendizaje y con el bienestar en general.
¡¡Vamos a entender lo que está pasando!!
¿Qué es la corteza prefrontal y por qué es tan importante?
La corteza prefrontal se encuentra en la parte frontal del cerebro, justo detrás de la frente. Es una de las últimas áreas del cerebro en desarrollarse por completo, lo que significa que en tu hijo/a aún está en proceso de maduración. Esta área es especialmente importante porque está involucrada en muchas funciones esenciales para la vida diaria, como:
- La toma de decisiones: Cuando los niños deciden si deben estudiar o jugar, están utilizando la corteza prefrontal. Esta área les ayuda a evaluar las consecuencias y a elegir la mejor opción.
- La regulación de emociones: La corteza prefrontal nos ayuda a controlar cómo nos sentimos y a reaccionar de forma adecuada ante diversas situaciones.
- La atención y concentración: Para mantenerse concentrados mientras estudian o hacen la tarea, tus hijos/as necesitan una corteza prefrontal activa y en buen funcionamiento.
Cuando la corteza prefrontal está bien desarrollada, ayuda a que los niños puedan “controlar sus impulsos”, pensar antes de actuar y persistir en actividades que requieren esfuerzo, como estudiar. Sin embargo, en los/las niños/as pequeños esta parte del cerebro todavía está en construcción, por lo que es normal que necesiten ayuda para concentrarse y regular sus emociones.
El sistema glinfático: el gran descubrimiento en el cerebro
El sistema glinfático es una estructura relativamente reciente para la ciencia. Fue descubierto por Maiken Nedergaard y su equipo en 2012. Se ha descrito como un sistema de "limpieza" en el cerebro, similar a un sistema de desagüe que elimina los residuos y toxinas que se acumulan mientras estamos despiertos.
¿Cómo funciona el sistema glinfático?
El sistema glinfático trabaja principalmente mientras dormimos, permitiendo que el cerebro se deshaga de las sustancias acumuladas durante el día. Esto incluye toxinas que, si no son eliminadas correctamente, pueden contribuir a problemas de memoria y otras dificultades cognitivas.
¿Por qué el sistema glinfático es importante?
1. Favorece el descanso cerebral: Un sueño reparador permite que el sistema glinfático funcione de manera óptima, eliminando residuos y preparando al cerebro para un nuevo día de aprendizaje y actividad.
2. Previene enfermedades: La acumulación de toxinas en el cerebro está asociada con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. Aunque estas enfermedades suelen aparecer en la vejez, un buen descanso desde la niñez contribuye a una mejor salud cerebral en el futuro.
3. Mejora el aprendizaje y el estado de ánimo: Cuando dormimos bien y el sistema glinfático trabaja correctamente, nos sentimos más despejados, concentrados y de mejor humor, lo cual es clave para el aprendizaje en niños y adultos.
La relación entre la corteza prefrontal y el sistema glinfático
Estos dos sistemas se complementan para que los niños puedan desarrollar su potencial de aprendizaje y regular sus emociones. La corteza prefrontal necesita estar activa y saludable para que tus hijos/as puedan tomar decisiones, concentrarse y regular sus impulsos. Sin embargo, para que esta parte del cerebro funcione bien, es fundamental el descanso. Es aquí donde entra en juego el sistema glinfático, que limpia el cerebro mientras dormimos, permitiendo que la corteza prefrontal esté en condiciones óptimas para trabajar al día siguiente.
Cuando tus peques no duermen lo suficiente, el sistema glinfático no puede cumplir su función adecuadamente. Como resultado, su corteza prefrontal puede no estar tan activa y eficiente al día siguiente, y esto se refleja en dificultades para concentrarse, cambios de humor y menos energía para enfrentar los retos del aprendizaje.
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